“Evita alimentos procesados” es una de las recomendaciones más frecuentes que escuchan quienes están en proceso de mejorar su salud.
El consejo, por supuesto, tiene razón de ser. La mayoría de los alimentos envasados de gran sabor que se alinean en los supermercados representan más del 70% de las calorías que consume la población.
La mayor parte de esas calorías viene de azúcares refinadas y grasas sólidas, por no hablar de las grandes cantidades de sal que contienen. Además, estos alimentos son pobres en nutrientes como proteína, fibra, vitaminas y minerales, que sirven para satisfacerte y nutrirte, aunque a veces su sabor no es igual de agradable.
Estos productos vienen en múltiples presentaciones y algunos establecimientos tienen la osadía de llamarles “comida». Algunos ejemplos son: pizza, papas fritas, hamburguesas, galletas, helado, etc.
Ahí está la fórmula para una epidemia de obesidad. Podríamos decir que estos productos son diseñados para ello. Creados para ser deseados y consumidos en exceso, ya que, como bien son anunciados, «no puedes comer sólo una».
¿Mala palabra?
Estas son las razones por las cuales «procesado» se ha convertido en una mala palabra. Pero no siempre fue así, algunos alimentos procesados pueden ser particularmente útiles para obtener la nutrición que necesitas, aseguraron miembros del Comité Consultor Científico de Isagenix.
A través de la historia de la comida procesada, en algún tiempo fue considerada como la manera ideal de llevar nutrición a todos, dice Wayne Bidlack, PhD., profesor de la Universidad Politécnica del Estado de California.
En algunos casos el procesamiento (por ejemplo, cuando se expone a altas temperaturas) puede disminuir o dañar algunos nutrientes que son sensibles al calor. Sin embargo, el procesamiento también puede mejorar la disponibilidad de nutrientes, por ejemplo, el licopeno del tomate se vuelve más disponible en forma de salsa de tomate, o cuando el fitato (un anti-nutriente que se une a minerales) se elimina de los granos mejorando la disponibilidad del hierro, calcio, magnesio y zinc.
«La gente tiene que ser nutricionalmente asertiva cuando se trata de elegir alimentos procesados”, dijo Bidlack. «Podemos cambiar nuestra dieta y los patrones de nutrición influenciados por la comida procesada. La industria alimenticia sólo vende productos que la gente quiere comprar”.
Conveniente y nutritivo
Una forma de ser asertivo con los alimentos procesados es comparar los productos y diferenciar cuáles fueron diseñados para nutrir y cuales diseñados para la obesidad.
El objetivo de los productos diseñados para nutrir es precisamente esa, nutrir con ingredientes de calidad, como proteína, fibra, vitaminas, minerales y otros compuestos que promuevan la salud, como frutas, verduras y algunas hierbas.
Los productos de Isagenix, por ejemplo, se formulan con la intención de nutrir y ofrecen algo igual de importante, conveniencia.
Una malteada de IsaLean® Shake puede ser igual de deliciosa que una malteada del mercado tradicional, o una IsaLean® Bars que una barra de chocolate, sin embargo, no están diseñados con el mismo objetivo.
La conveniencia es un factor muy importante, la mayoría de las personas que se encuentran en un régimen alimenticio, incluidas aquellas que evitan todos los alimentos procesados, fracasan, según Zhaoping Li, MD, PhD., profesor de nutrición y medicina de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).
Peor aún, añade el Dr. Li, con demasiada frecuencia las personas no son capaces de evaluar el contenido calórico, el equilibrio de proteínas, carbohidratos y grasa. Además, a menudo se quedan bajos en la ingesta de vitaminas y minerales, poniendo en riesgo su bienestar.
En resumen, es incorrecto decir que “todos los alimentos procesados son malos”. Existen alimentos formulados científicamente, diseñados para nutrir e incluso igualmente deliciosos que aquellos diseñados para la obesidad que inundan el supermercado.