Imagina por un momento que tienes visión de rayos X y puedes ver a través de la piel a las personas que te rodean. Podrías ver el corazón, la sangre circulando por las venas, las hebras de proteínas que componen los músculos, el estómago y todos los demás órganos del cuerpo. También podrías ver la terrible grasa visceral oculta entre los órganos, rodeándolos y cubriéndolos poco a poco.  ¿Terrible, no?

A diferencia de la grasa subcutánea (la que puedes pellizcar), la grasa visceral no es inmediatamente perceptible, haciéndola más peligrosa. Tener exceso de grasa subcutánea puede ser un problema en sí, pero la lenta acumulación de grasa visceral es mortal en formas totalmente diferentes.

El peligro de exceso de grasa visceral se debe a su naturaleza metabólicamente activa ya que segrega una variedad de proteínas y hormonas inflamatorias que pueden dar inicio a alguna enfermedad crónica (1).

¿Cómo se empieza a acumular grasa visceral? Pues bien, aunque todo el mundo necesita un poco de grasa para amortiguar los órganos internos y proporcionar una reserva de energía almacenada, el sedentarismo combinado con comer en exceso y el proceso de envejecimiento en sí mismo, son los principales factores que contribuyen a la acumulación de grasa visceral. La genética juega un papel importante, por ejemplo, estudios han encontrado que poblaciones de Asia son más propensas a un aumento de la grasa visceral a pesar de su menor peso corporal (2). No es sorprendente que la acumulación de grasa visceral ocurra, por lo general, proporcionalmente al aumento de la grasa corporal total y una reducción de la masa muscular.

La buena noticia es que la grasa visceral, causante de enfermedades crónicas, puede ser controlada y hasta prevenida. Mantener un peso saludable y adoptar un programa de ejercicios debe ser la prioridad número uno. El viejo dicho de «Comer menos, moverse más» puede ayudarte a liberarte de la grasa visceral. Una dieta rica en proteínas de alto poder biológico y alto contenido en fibra, junto a un estilo de vida saludable que incorpore el ejercicio aeróbico regular, por lo menos tres veces a la semana, ha demostrado clínicamente reducir significativamente la grasa visceral (3, 4). Sin embargo, como muestran las estadísticas, las personas no suelen tener mucho éxito al hacer o mantener estos cambios en su estilo de vida.

¿Estás seguro de no tener grasa visceral? Aunque aparentemente no se note, hay factores que hacen alusión a la presencia de grasa visceral como una circunferencia de cintura grande, un alto porcentaje de grasa corporal, el consumo de una dieta poco saludable o vivir sedentariamente.

¿Cómo defenderse? La solución es fácil: Haz ejercicio regularmente, aliméntate de manera saludable, disminuye tu consumo calórico y apóyate de un sistema nutricional validado clínicamente como el de Isagenix.

 Referencias

  1. Britton KA, Massaro JM, Murabito JM, Kreger BE, Hoffmann U, Fox CS. Body fat distribution, incident cardiovascular disease, cancer, and all-cause mortality. J Am Coll Cardiol 2013;62:921-5.
  2. Ma RC, Chan JC. Type 2 diabetes in East Asians: similarities and differences with populations in Europe and the United States. Ann N Y Acad Sci 2013;1281:64-91.
  3. Johnson NA, et al. Aerobic exercise training reduces hepatic and visceral lipids in obese individuals without weight loss. Hepatology 2009;50:1105-12.
  4. Hairston KG, et al. Lifestyle Factors and 5-Year Abdominal Fat Accumulation in a Minority Cohort: The IRAS Family Study. Obesity 2011 Jun 16.
  5. Klempel MC, Kroeger CM, Bhutani S, Trepanowski JF, Varady KA. Intermittent fasting combined with calorie restriction is effective for weight loss and cardio-protection in obese women. Nutr J 2012;11:98.