Por Michael Colgan, Ph.D.

Al igual que toda la vida en la Tierra, los humanos evolucionaron en base a los ritmos de la luz. Las retinas de nuestros ojos transmiten la luz a un reloj biológico interno ubicado en el núcleo supraquiasmático (SCN) a la mitad del cerebro. El SCN es el encargado de detonar miles de funciones fisiológicas en las hormonas, los nervios, los músculos, los órganos y el cerebro las 24 horas del día, a lo largo de toda la vida (1,2).

Por ejemplo, el ejercicio de resistencia es mejor realizarlo de 6 a 10 de la mañana, período en el que el ciclo circadiano mantiene las hormonas anabólicas en su pico más alto. Desarrollar habilidades de equilibrio, coordinación, velocidad y agilidad, es mejor practicarlas de 4 a 6 de la tarde, momento cuando el cerebro, las hormonas y las reacciones musculares que apoyan estas habilidades son más accesibles (1,2).

Todos los grandes ciclos de la naturaleza se producen al ritmo de la luz, por ejemplo, las migraciones de animales, el apareamiento y el nacimiento. Lo mismo sucede con el ciclo de la vida humana, incluso la reproducción, si se dejara de tener la influencia de la luz artificial y la inactividad (3).

La mayoría de las personas tienen la ilusión de ser ellas quienes van por la vida decidiendo voluntariamente. Sin embargo, son los ritmos de la luz quienes controlan todos los aspectos de la fisiología humana, especialmente los ciclos de sueño/vigilia, niveles de energía, liberación de hormonas, el crecimiento del cerebro, el crecimiento muscular, la grasa corporal y la salud.

Esta actividad, de 24 horas al día, utiliza la expresión de más del 20 por ciento del genoma total, haciendo al sistema de luz el control más grande en la fisiología humana (4-6). Hace décadas estudios negligentes sometieron a ratas de laboratorio a ignorar su ritmo circadiano, con abusos tales como negarles alimento, actividad y sueño durante una semana. La mayoría de las ratas murieron.

CiclosAún así, la mayoría de la gente presta escasa atención a la luz y a sus demandas en nuestro diseño para ciclos de ejercicio, nutrición, expulsión de los residuos, sueño y otros.

El Instituto Nacional de la Salud en Estados Unidos recomienda 10 mil pasos por día (equivalente a una sesión de gimnasio de 45 minutos) como el ejercicio mínimo para una buena salud. El promedio en América del Norte es poco más de 5 mil pasos (5-6).

El INS también informó que 29 millones de estadounidenses adultos padecen diabetes y hay clara evidencia que la mayoría de los casos son auto inducidos por el estilo de vida. Las causas principales: la falta de ejercicio, la mala nutrición y la falta de sueño (7-9).

En un estudio reciente jóvenes voluntarios sanos dejaron de hacer ejercicio durante cinco días y los investigadores midieron la función de los vasos sanguíneos en sus piernas. Durante este breve período de inactividad, los vasos sanguíneos se degeneraron rápidamente. Pasaron varios días después de regresar a la actividad para que sus piernas regresaran a los valores normales (9). La respuesta es simple. Trata a tu ritmo circadiano con respeto y obtendrás un mejor desempeño en tu vida.

Sobre el Dr. Colgan

Michael-Colgan-107x135El Dr. Michael Colgan es un científico de investigación de renombre mundial, experto en la inhibición de la edad y miembro del Consejo Asesor Científico de Isagenix. El Dr. Colgan ha proporcionado programas de nutrición, capacitación y anti-envejecimiento a más de 11 mil  atletas, incluyendo a muchos deportistas olímpicos. Es director del Colgan Institute, centro de consultoría, educativo y de investigación que atiende los efectos de la nutrición y el ejercicio sobre el rendimiento deportivo, junto con la prevención de enfermedades degenerativas crónicas y la prevención de la degeneración del cerebro. Puedes encontrar más artículos de deporte del Dr. Colgan en su blog www.drmichaelcolgan.com

Referencias

  1. Pierpaoli W, et al, (eds).  The Aging Clock.  New York: New York Academy of Sciences, 1994.
  2. Bollinger T, Bollinger A, Oster H, et al. Sleep, immunity, and circadian clocks: a mechanistic model. Gerontology. 2010;56(6): 574–80.
  3. Rojansky N, et al.  Seasonality in Human Reproduction: An Update. Human Reproduction, 1992;7:735-745.
  4. Mullington JM, et al. Sleep loss and inflammation. Best Pract Res Clin Endocrinol Metab.2010;24(5):775–84.
  5. Knutson KL, Spiegel K, Penev P, et al. The metabolic consequences of sleep deprivation. Sleep Med Rev. 2007;11(3):163–78.
  6. Spiegel K, Knutson K, Leproult R, et al. Sleep loss: a novel risk factor for insulin resistance and type 2 diabetes. J Appl Physiol. 2005;99(5):2008–19.
  7. Van Cauter E, Spiegel K, Tasali E, et al. Metabolic consequences of sleep and sleep loss. Sleep Med. 2008;9(Suppl. 1):S23–8.
  8. Mikus CR1, Oberlin DJ, Libla JL, Taylor AM, Booth FW, Thyfault JP. Lowering physical activity impairs glycemic control in healthy volunteers. Med Sci Sports Exerc. 2012 Feb;44(2):225-31. doi: 10.1249/MSS.0b013e31822ac0c0.
  9. Boyle LJ1, Credeur DP, Jenkins NT, Padilla J, Leidy HJ, Thyfault JP, Fadel PJ. Impact of reduced daily physical activity on conduit artery flow-mediated dilation and circulating endothelial microparticles. J Appl Physiol. 2013 Nov;115(10):1519-25. doi:10.1152/japplphysiol.00837.2013.  Epub 2013 Sep 26.