por Michael Colgan, Ph.D.
“Lipófilo” hace referencia a la tendencia de ciertas moléculas para mezclarse con grasas. Durante los últimos 100 años, hemos inundado nuestro entorno con miles de impurezas lipofílicas, incluyendo pesticidas, herbicidas y productos para la construcción, el cuidado del hogar, desechos industriales, etc (1).
Los altos y crecientes niveles de contaminación en la leche materna ofrecen evidencia de la proliferación de impurezas lipofílicas en nuestro ambiente (2-4). Como ejemplo, tomaré los bifenilos polibromados, (PBB), mejor conocidos como retardantes de flama.
Los retardantes de flama, en sus diversas modalidades, han sido utilizados ampliamente en la protección pasiva de madera y otros materiales de construcción, incluyendo estructuras metálicas; en muchos textiles y fibras sintéticas, y en una amplia variedad de aplicaciones de plásticos técnicos. En consecuencia, los retardantes de flama se encuentran distribuidos ampliamente en locales y edificios públicos, tales como oficinas y centros de trabajo, en teatros, cines, y otros centros recreativos, así como en aeropuertos, hoteles, hospitales, escuelas, etcétera. De igual forma, están presentes en el hogar en productos como las alfombras, ciertas telas para tapicería y cortinas, en recubrimientos, elementos de construcción y muebles de procedencia industrial, y en una multitud de aparatos electrodomésticos.
Los niveles elevados de PBB en la leche materna se han relacionado con un menor peso al nacer y cabezas más pequeñas en los recién nacidos (6). En un estudio realizado en los Países Bajos, los niveles de PBB en la sangre de mujeres en su semana 35 de embarazo fueron relacionados con el mal funcionamiento del sistema motriz, bajo desarrollo cognitivo y conducta desordenada del niño hasta los seis años de edad (7). La exposición prenatal a PBB se vincula también a puntuaciones más bajas en pruebas de desarrollo físico y mental desde el primer y hasta los 6 años de vida (8). Un reciente estudio controlado en España (9) reportó la disminución de la atención y de puntuaciones cognitivas y motoras en los lactantes y los niños expuestos a PBB.
La evidencia en contra de los PBB es tan fuerte que la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos ha decidido eliminarlos paulatinamente. Pero, al igual que el insecticida DDT, los PBB permanecerán en el medio ambiente para siempre. Las águilas calvas en California todavía muestran altos niveles de DDT, incluso aunque nacieron décadas después de haber sido prohibido el químico. Así como el DDT, los PBB pueden mantenerse en el cuerpo durante décadas, dañando lentamente el cerebro y acortando la esperanza y calidad de vida.
El rayo de esperanza es el milagro del cuerpo humano. El organismo está en constante renovación y es capaz de liberarse de impurezas y otras sustancias químicas nocivas. Practicar regularmente rutinas de eliminación de impurezas, beber agua, una nutrición adecuada y la reducción de grasa corporal, ayudan al cuerpo a optimizar su capacidad natural para liberarse de impurezas.
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Sobre el Dr. Colgan
El Dr. Michael Colgan es un científico de renombre mundial en el campo de la investigación, experto líder en la inhibición de envejecimiento y miembro del Comité Consultor Científico de Isagenix.
El Dr. Colgan ha creado diversos programas de nutrición, capacitación y anti-envejecimiento para más de 11.000 atletas, entre ellos muchos deportistas olímpicos.
Es Director del Colgan Institute, centro de consultoría e investigación de los efectos de la nutrición y el ejercicio sobre el rendimiento deportivo, la prevención de enfermedades crónicas degenerativas y el cuidado del cerebro.
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Referencias
- Jandacek et al. Factors affecting the storage and excretion of toxic lipophilic xenobiotics. Lipids.2001;36(12):1289-1305.
- Colgan. Save Your Brain. Vancouver: Science Books, 2008.
- Colgan. Nutrition for Champions, Vancouver: Science Books, 2007.
- Marchitti et al. Improving infant exposure and health risk estimates: Using serum data to predict polybrominated diphenyl ether concentrations in breast milk. Environ Sci Technol.2013;47(9):4787-95.
- Giordano et al. Developmental Neurotoxicity: Some Old and New Issues. ISRN Toxicol. 2012; Published online June 24, 2012.
- Chao, et al. Levels of polybrominated diphenyl ethers (PBDEs) in breast milk from central Taiwan and their relation to infant birth outcome and maternal menstruation effects.Environment International. 2007;33(2):239–245.
- Roze, et al. Prenatal exposure to organohalogens, including brominated flame retardants, influences motor, cognitive, and behavioral performance at school age. Environmental HealthPerspectives. 2009;117(12):1953–1958.
- Herbstman et al. Prenatal exposure to PBDEs and neurodevelopment. Environmental Health Perspectives 2010;118(5):712–719.
- Gascon et al. Effects of pre and postnatal exposure to low levels of polybromodiphenyl ethers on neurodevelopment and thyroid hormone levels at 4 years of age. Environment International. 2011;37(3):605–611.